lunes, abril 21, 2014

Adiós Gwen Stacy, adiós.


Ni avisos de spoilers ni hostias en vinagre. Que Gwen Stacy lleva muerta en los comics desde 1973. ¿En serio alguien puede sorprenderse de su fatal desenlace en los cines? Pues aunque parezca mentira, todavía hay gente que se sorprende ante estas cosas. No es coña. Al salir de la sala del multicine pude escuchar a gente entre el público protestando porque Spider-man no salvaba a la chica, argumentando que en la primera peli (la de Sam Raimi) sí que salvaba a su novia del Duende Verde. Sí, ya. Pero es que aquella era Mary Jane. Y esta es Gwen. Desde el mismo instante en que incluyeron a este personaje como novia oficial en el reboot de la franquicia, los lectores de comic más veteranos ya nos olíamos la tostada… y esto me da para un par de reflexiones para mi blog. 

En primer lugar, me gustaría preguntarme: “¿En qué leches estaba pensando Sony?” Si metes a un personaje de los comics se supone que es por alguna razón. Y supuestamente la inclusión de Gwen era para plasmar en pantalla uno de los momentos más trascendentales que vivió el trepamuros en las viñetas. La muerte de Gwen Stacy. De hecho yo suponía que la segunda peli se centraría en esa historia. Ya que vas a hacerlo, hazlo bien…

Pero no.

Este The Amazing Spider-man 2, como adaptación es un fracaso. Un error. Una chapuza. Un dolor. Sin paliativos. Como peli de superhéroes podríamos decir que es entretenida, por lo visual de sus escenas de acción, pero es que eso no compensa todo lo demás. El guion es un batiburrillo de historias inconexas, que no terminan de cuajar en una historia sólida. El misterio de la desaparición de los padres de Peter Parker, la aparición de Electro y su lucha con Spider-man, la transformación de Harry Osborn de chico modélico a villano chalado, la muerte de Gwen Stacy, la creación de los Seis Siniestros… todo eso daría para varias películas, pero estos de Sony han querido pisar el acelerador, queriendo abarcar demasiado. Quizás para recuperar el tiempo que han perdido con la primera trilogía de Raimi. Se quieren contar tantas cosas en tan solo dos horas, que al final la historia no funciona. Punto. Y la muerte de Gwen Stacy, que debería de ser el eje pivotal del argumento, se queda prácticamente como una anécdota. Más que algo dramático o doloroso, es como en plan el chiste de Kenny de South Park: “¡Oh no! Han matado a Gwen. Hijos de puta”. Si es que ya les vale…

Y digo bien, chiste. Lo de Gwen ha sido de chiste. Al final resulta que se muere por feminista. O por ser una mujer liberada. “Tú a mí no me dices lo que puedo o no puedo hacer, señor cavernícola”. No recuerdo la frase exacta, pero era algo así. En plan: “Señor Spider-man, soy una mujer del siglo XXI y usted es un misógino. No pienso quedarme en casa con la pata quebrada. Voy a ayudarte a luchar con los villanos”. Pues toma. Muerta por tonta. O muerta por feminista. Que lo mismo da. Aunque al final todos sabemos que se ha muerto porque le tocaba. Si te llamas Gwen Stacy, tu novio lanza telarañas, y vives cerca de los Osborn, no lances discursitos de graduación acerca de lo maravilloso que es vivir la vida plenamente, por favor. Que ya sabes lo que te toca.

Y esto me lleva a mi segunda reflexión...

¿Ser friki me va a chafar la ilusión de ir al cine? Me pasó con el Capitán América 2, por ejemplo. Cuando se descubre quien es en realidad el Soldado de Invierno recuerdo que en la sala hubo exclamaciones de asombro. Mientras que yo en mi butaca pensaba: “Venga ya. ¡Por supuesto que es Bucky! De qué os sorprendéis pazguatos. ¿Es que nadie se ha leído los comics? ¡Si hasta han contratado al mismo actor!” Y con este Spider-man 2, pues exactamente lo mismo. En cuanto ves a Gwen subida a lo alto del puente de Brooklyn, haciéndole arrumacos a Peter Parker, yo ya tenía tan asumido lo que ocurriría, que casi se me escapa un bostezo cuando al final ocurre lo inevitable. Y ocurre. Por supuesto. Solo que pasa por pasar. Es algo que no tiene ningún sentido en pantalla. En los comics la muerte de Gwen Stacy suponía el trágico final de un largo y duro enfrentamiento entre Spider-man y su archinemesis. Mientras que en el cine ha sido algo en plan: “Hola, Soy el Duende Verde y pasaba por aquí. No me tocaba salir en esta película, pero los de Sony tienen prisa por meter a Venom en los Seis Siniestros. Así que mientras estáis entretenidos con Electro yo vengo a lo mío”. Y de golpe y porrazo tenemos una Gwen muerta. Pues vaya.

En fin. Una chufa. De lo peorcito de la saga arácnida en pantalla. A la altura del Spider-man 3 de Sam Raimi, y mira que esa peli era mala. Al menos para la tercera Spider-man tendrá una excusa para vengarse o algo…

A estos de Sony les arde el culo por sacar pasta de Venom y esto se ha notado demasiado. Se les ve el plumero. La prueba es que en esta película también han metido con calzador, y sin venir a cuento, el Instituto Ravencroft y al loquero el doctor Kafka. Esto huele a Matanza Máxima, por lo que además de Venom es más que posible que en el futuro también haga acto de presencia Carnage (Matanza). Pues que les aproveche a los de Sony.

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