lunes, marzo 10, 2014

Reflexiones post-saloneras (del salón de Pucela).

A ver. Al final para aprovechar la entrada (me saqué el bono de dos días) volví el domingo por la mañana, y me la pasé entera otra vez jugando al MAME y al petaco. Y luego otra vez el domingo por la tarde, al final del concurso cosplay, para asistir al concierto de Lyra Dash. Por curiosidad, más que nada. O por aburrimiento por no tener otra cosa mejor que hacer. Y tengo que reconocer que la cosa salió rana. La muchacha le puso muchas ganas y estaba encantadora, pero debo decir que la acústica era terrible. El sonido era espantoso. Y que conste que esto no es una crítica a Lyra en absoluto. Que no se me malinterprete. Lo de Lyra tuvo mucho mérito. Mi crítica no es para ella. Mi crítica es para los de ASOFED por organizar un “concierto” de forma tan chapucera. Terrible. Y voy a volver a repetir que no me estoy quejando en absoluto de Lyra Dash o de cómo canta, que no quiero que me lleguen comentarios de fans cabreados que lleguen a mi blog rebotados por google. La chica explicó al público que acababa de llegar en tren y que nada más terminar de cantar se pegaría otro viaje para regresar a Barcelona. Que ya es un peazo viaje para un solo día. Y a pesar del trajín que tuvo que pegarse esa jornada, la chica dio el todo por el todo en el escenario. En serio. Derrochaba alegría y buen rollo. Pero como ya he explicado, lo que organizó ASOFED para su concierto era de pena. Se escuchaba fatal y al final daba la impresión de que aquello era un karaoke de aficionados más que un concierto. Muy mal por parte de la ASOFED. Fatal.

Lo cual por cierto me lleva a la siguiente reflexión. ¿Conciertos? ¿Conciertos en un salón de comic y manga? ¿Qué tiene esto que ver con las viñetas? Pues según la gente de ASOFED resulta que añadir conciertos al salón era una de las actividades más demandadas por los asistentes de años pasados. Y si le sumamos a este año lo del puesto de perritos calientes, hamburguesas, fritatas y salchipapas me reafirmo todavía más en mi opinión de que esto cada vez tiene menos que ver con el comic. Piénsenlo. Gente disfrazada; conciertos; bebidas energéticas; puestos callejeros de comida. Esto más que un salón de comic se parece más a una pachanga de pueblo. ¿Son todos los salones así?

Es que verán. Si se supone que esto es un salón de comic y manga, yo creo que entonces la lectura debería ser lo principal y fundamental. Si tienen un espacio reservado para jugar a videojuegos, juegos de mesa, juegos de tablero y/o juegos de cartas coleccionables… ¿tan difícil sería acotar un espacio para la lectura de comics? Una comicteca o una mangateca o algo así. Y para tener material de lectura se podrían aprovechar todos esos tomos que Norma ha regalado. Pero que la gente tuviera la opción de leer lo que guste o que le apetezca. De esta manera nos evitamos el bochorno de darle de regalo, con la entrada, un tomo shojo manga a un señor con bigote. En serio. No me parece nada acertado regalar a un señor mayor y con barba un tomo titulado: “Como me gustan los chicos” o “como gustar a un chico” (no recuerdo el título exacto porque lo he puesto en cuarentena y no quiero tocarlo).

Y otra cosa que noto en falta es algún stand donde dibujantes amateurs puedan ponerse en contacto con profesionales del mundillo. Por ejemplo. En el stand de Norma, además de los dibujantes invitados, podría estar alguien que trabaje en la editorial recogiendo portafolios de gente aficionada para que se juzgue su trabajo y se les diga si tienen posibilidades o no. Me consta que esto es algo básico en salones de comic americanos. Que un profesional del medio pueda dar consejos a dibujantes noveles que no tienen idea de cómo profesionalizarse. Se suponía que este año estarían los de Escola Joso y quizás fueron invitados precisamente para que cumplieran ese rol de asesoramiento de todos esos dibujantes que quieren aprender a hacer comic. Pero yo es que ese stand de Escola Joso no lo he visto por ninguna parte... ¿llegaron a venir realmente?

Y por último y ya para terminar. Vuelvo a repetir las veces que haga falta que en el post de hoy no estaba quejándome de Lyra Dash o criticándola en absoluto. Le deseo toda la suerte del mundo en su carrera musical. Es solo que no entiendo que pintan los conciertos de música anime en un salón de comic. Pero claro, es que resulta que en realidad el salón pucelano es de todo menos un salón de comic. En realidad se debería llamar salón del frikerio o salón del cosplay o salón de la pachanga. Aunque también podrían llamarlo salón de los fenicios. Porque ya hay que ser muy fenicio, pero que muy fenicio, para intentar cobrar 50 eurazos por un cartucho de Super-Nintendo de segunda mano, sin caja, ni manual, ni nada. Que vaya tela. Que ese mismo cartucho me lo pillo por Ebay por la mitad de precio, pero la verdad es que ese ya es otro tema y ya me estoy enrollando demasiado por hoy…

Vamos, que otro salón es posible.

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