lunes, agosto 23, 2010

El ataque de los Predators subnormales.

Hay una ley no escrita en el cine palomitero de terror que obliga a superarse con cada nueva secuela. Tiene que haber más sustos, más muertes, más tripas y más de todo. Y por supuesto los monstruos tienen que ser cada vez más malos, más grandes y más chungos de matar. Y es por esto que al Rodriguez y al Aja les ha venido en mente la genialisisisima ocurrencia de inventarse a los Superpredators. Como si no nos bastara ya con los Predators normales.

La gracia que tienen estos Superpredators es que son una raza de supercazadores del espacio tan duros y malotes, que hacen presa hasta de los Predators “normales”. Y supuestamente su aspecto es tan terrorífico que con solo ver su cara ya deberías morirte del susto. ¿Verdad?

Pues yo a eso les digo: ¡No! ¡Nein!

Lo siento mucho. Pero el que haya diseñado a estos nuevos bichos la ha cagado hasta el fondo.


En serio. Mirar esos ojos de retrasado mental. Esa mirada perdida solo puede ser el indicador de que este bicho está aquejado de la subnormalidad más profunda. Este bicho tiene algún tipo de tara genética. ¡Lo sé! ¡Estoy seguro! Los otros predators en la escuela le daban de collejones en el patio del recreo y se reían llamándole birojo. Este bicho da más pena que miedo.

Comparadlo con la cara del Predator clásico...


¡Qué mirada de asesino! ¡Qué cara de cabronazo! ¡Este bicho sí que te mete el miedo en el cuerpo solo con mirarte! Y no el otro pobre que tiene ojos de merluzo. Lo siento mucho Robert Rodriguez, pero tus superpredators me dan la risa. Son de coña. No te los puedes tomar en serio.

Y es que no te puedes tomar en serio a un bicho que tiene una vágina abierta justo en medio de la frente...


¡Caracoño!