martes, noviembre 29, 2005

Alter de Cine: Harry Potter y el Cáliz de Fuego.


Países: USA y Reino Unido.
Año: 2005.
Duración: 157 min.
Género: Aventura, fantasía, comedia.
Dirección: Mike Newell.
Guión: Steve Kloves.
Producción: David Heyman.
Música: Patrick Doyle.
Fotografía: Roger Pratt.
Estreno en España: 25 Noviembre 2005.

Esta cuarta adaptación cinematográfica de las exitosas novelas de J. K. Rowling acerca de las aventuras del niño mago no comienza, como viene siendo habitual en la serie, con Harry pasando el verano con sus insoportables parientes, los Dursley, en el número 4 de Privet Drive. Comienza con una pesadilla. Harry se despierta atemorizado en casa de los Weasley, quienes lo han invitado a pasar unos días, con motivo de la celebración de los mundiales de Quidditch. Harry sueña con los esbirros de Lord Voldemort, que parecen obstinados en lograr el regreso de “aquel que no debe ser nombrado”. Sus peores temores parecen cumplirse cuando la marca tenebrosa aparece de nuevo en el cielo, justo tras el partido de la final del campeonato mundial, entre Irlanda y Bulgaria. Por si no tuviera suficientes problemas, ese año se celebra en Hogwarts el torneo de los tres magos (torneo en el que compiten otras dos escuelas de magia) y Harry se ve obligado a participar en contra de su voluntad, ante la sorpresa de todos, cuando el cáliz de fuego, encargado de seleccionar los nombres de los campeones del torneo, le nombra inexplicablemente como cuarto campeón.

Esta breve introducción, a modo de resumen, tal vez sea del todo innecesaria, pues los que son fans de Harry posiblemente ya se habrán leído y releído las novelas antes del estreno, por lo que la historia de esta película no guarda ya ningún misterio para ellos. No creo que nadie se sorprenda ahora si les doy la noticia de que Voldemort efectivamente regresa, con el rostro de Ralph Fiennes, precisamente gracias a la participación de Harry en el torneo. Pero por si acaso hay entre ustedes algún muggle infiltrado no vamos a revelar muchos más detalles de la trama y paso ya a mis opiniones personales al respecto de la película...

Lo primero reseñar la magnifica labor del guionista Steve Kloves, que ha logrado resumir en un solo film un libro que superaba de largo las 700 paginas, sin tener que sacrificar ningún elemento fundamental de la historia. Si que se han suprimido ciertos argumentos secundarios que, a mi parecer, entorpecían e infantilizaban en exceso la narración del libro. Tras la muy oscura y tenebrosa “Harry Potter y el Prisionero de Azkaban” hubiera sido un tremendísimo error traer de vuelta al insoportable Dobby. Por si no fuera poco con uno solo, en el libro, Dobby regresaba acompañado por centenares y centenares más de elfos domésticos. Un acierto en este aspecto, pero no todo es bueno en el guión de Kloves. El precio a pagar por tener que comprimir tantas cosas en tan poco tiempo, es que la trama en algunos momentos del relato se resiente, embarullada en exceso, quedando algunas cosas no muy claras para aquellos espectadores que hayan acudido al estreno sin leerse el libro antes, como ya sucediera anteriormente en el film de Cuarón. La narración también se resiente al principio, pues aparece atropellada y con prisas, como si se quisiera llegar cuanto antes al torneo y a las escenas de acción, resumiendo capítulos enteros del libro en cuestión de minutos. A veces se echan en falta esas escenas de transición de anteriores películas, en los que el vuelo de Hedwig marcaba el paso de las estaciones, para tener un momento de respiro, pero me da a mí la impresión de que en este “Harry Potter y el Cáliz de fuego” tales pausas solo harían que alargar todavía más las dos horas y media de duración del metraje, que pueden resultar excesivas a priori, pero que están ciertamente aprovechadas al segundo.

En segundo lugar destacar la labor del director. Mike Newell tiene mucho oficio a sus espaldas y no creo que nadie vaya a echar de menos al director de las primeras, Chris Columbus o al de la tercera, Cuarón. Tan solo mencionar que esta película parece más la continuación de la de Cuarón, que la cuarta de las de Columbus, aunque supongo que esta apreciación subjetiva mía sea causada más por cuestiones técnicas que por la labor del director en sí. Las dos primeras fueron rodadas en interiores, con decorados artificiales, mientras que las dos últimas han sido rodadas en exteriores naturales, con ese cielo de Escocia permanentemente encapotado, cubierto de nubes grises, lo que quizás sea la explicación del tono tan tétrico y sombrío de estas dos últimas películas de Harry.

En cuanto a la película, solo puedo decir que es excelente y que me ha encantado. Lo que más me ha gustado ha sido el enfrentamiento entre Harry y el dragón, durante la primera prueba del torneo. Muchísimo más emocionante que lo descrito por Jo Rowling en el libro. Potter vuela a lomos de su escoba, sobrevolando a toda velocidad los torreones de Hogwarts, huyendo del temible Colacuerno húngaro, para evitar que este lo derribe con su terrible aliento flamígero. ¡Espectacular! De lo mejorcito visto hasta la fecha en la saga. Casi me atrevería a decir que es la mejor de las cuatro de no ser por el excesivo protagonismo que le han otorgado a Harry. Da la impresión de que todo en el mundo mágico gira en torno a él y que nada puede ocurrir sin su participación. Si en el libro el personaje de Fleur De Lacour me resultaba minimamente interesante, aquí me resulta imposible sentir el más mínimo interés por ella. El resto de campeones del torneo (los campeones legítimos, recordemos) parecen meros comparsas de Harry. Ni siquiera eso. Como mucho llegan a formar parte del decorado, junto con los muebles y el resto del alumnado.

La verdad es que en esta película el personaje de Harry podría llegar a resultarme cargante, de no ser por los elementos que lo humanizan, ya presentes en el libro. Harry no es un superhéroe al uso, capaz de resolver cualquier situación sin siquiera despeinarse. En la película se nos muestra como un adolescente más, con los problemas y defectos propios de la edad del pavo. Duda, tiene miedos propios de la adolescencia, se muestra incapaz de conseguir una cita para el baile de Navidad que se celebra con motivo del torneo y discute con su mejor amigo Ron por tonterías, para luego reconciliarse en un típico cambio de humor de los adolescentes.

Del resto de personajes, comentar que Ron parece cada vez más tonto tras cada película. Este chico en vez de avanzar, retrocede como los cangrejos. El mismo llega a definirse como: “Ron, el estúpido amigo de Potter” y si lo dice él, será verdad. Da la sensación de que los guionistas no saben muy bien que hacer con él y quieren convertirlo en un secundario cómico más, junto a Longbottom y los gemelos Weasley. Los momentos más hilarantes de la cinta corren precisamente a su costa, en especial durante los preparativos previos al baile. No perderse el momento en que Ron le pide a Hermione ser su pareja por descarte, al no encontrar a nadie más o cuando se prueba la “túnica” del baile. Yo no podía parar de reír.

La que sí que ha evolucionado, y mucho, es el personaje de Hermione Granger. Si en las primeras películas me resultaba una niñata sabihondilla, redicha, repipi e insufrible, ahora me parece una mujercita lista y encantadora. En el baile está simplemente radiante. De no poderla ni ver, ha pasado a ser uno de mis personajes favoritos de la serie, aunque en este film tenga a veces una actitud excesivamente maternalista y responsable para su edad. Da la impresión de que, como Harry y Ron son unos cabezas locas que no se preocupan por la situación lo suficiente, ella tiene que preocuparse por los tres.

Entre los actores nuevos, destaca sobre todos ellos Brendan Gleeson, genial en su caracterización como “ojo loco” Moody y señalar que Ralph Fiennes podría haber estado soberbio, de no ser por el ridículo maquillaje que le han encasquetado. Lo siento, pero yo no puedo tomarme en serio a un villano con ese aspecto.

Lo mejor: El enfrentamiento entre Harry y el dragón.

Lo peor: El maquillaje de Ralph Fiennes.

¿Cuándo se darán cuenta los padres de que los niños pequeños no se pueden estar quietos y calladitos durante las dos horas y media largas que duran las pelis de Harry Potter? ¡Qué les pongan un bozal!

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